Dona Ana no es vieja, pero ya paso su primera juventud. Esta senora es una mujer muy contenta de su vida. Tiene todo lo que quiere: una nueva casa en Melitopol, un coche aleman y un nuevo marido que trabaja en la aduana (su primer marido era un hombre completamente inutil). Su hermana Kristina vive en Italia y su admirador Don Carlo la mantiene porque la ama mucho.
Muchas veces Ana y Kristina hablan por telefono. Discuten muchas cosas y, sobre todo, su hijito Miguel. Como dice Dona Ana con la tristeza en su voz: “Mi hijo y yo tenemos muy poco de comun”. De veras, el no es semejante a ella en el caracter: no quiere ganar mucho dinero, no tiene ganas de hacer carrera y no va a casarse. ЎQue verguenza!
Cada domingo Dona Ana invita a una nueva chica a cenar en su casa. Miguel tambien debe asistir a la cena. Pero el no se interesa por las chicas. Esta loco de las estrellas y todas sus historias son sobre telescopios y astronomos famosos. Todas las chicas comienzan a bostezar y no quieren venir a cenar el domingo que viene.
Dona Ana quiere ver a los nietos, quiere regalarlos juguetes caros. ЎElla quiere ser una verdadera abuela!