canciones

Ôåäåðèêî Ëîðêà
 ARBOLÉ, ARBOLÉ...

Arbolé, arbolé
seco y verdé.

 La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
 Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
 «Vente a Córdoba, muchacha».
La niña no los escucha.
 Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
 «Vente a Sevilla, muchacha».
La niña no los escucha.
 Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
 «Vente a Granada, muchacha».
Y la niña no lo escucha.
 La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.

 Arbolé arbolé
seco y verdé.

CANCIÓN DE JINETE
 (1860)

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

 Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

 ...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

 Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

 En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.

 Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

 La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

 Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

 En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

 Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
 


CANCIÓN DEL JINETE

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.



ÁRBOL DE CANCIÓN

PARA ANA MARÍA DALÍ

Caña de voz y gesto,
una vez y otra vez
tiembla sin esperanza
en el aire de ayer.

La niña suspirando
lo quería coger;
pero llegaba siempre
un minuto después.

¡Ay sol! ¡Ay luna, luna!
Un minuto después.
Sesenta flores grises
enredaban sus pies.

Mira cómo se mece
una vez y otra vez,
virgen de flor y rama,
en el aire de ayer.
 

 CAZADOR

¡Alto pinar!
Cuatro palomas por el aire van.

 Cuatro palomas
vuelan y tornan.
Llevan heridas
sus cuatro sombras.

 ¡Bajo pinar!
Cuatro palomas en la tierra están.
 

 

DE OTRO MODO

La hoguera pone al campo de la tarde,
unas astas de ciervo enfurecido.
Todo el valle se tiende. Por sus lomos,
caracolea el vientecillo.

 El aire cristaliza bajo el humo.
—Ojo de gato triste y amarillo—.
Yo en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río.

Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!
 


IN MEMORIAM

Dulce chopo,
Dulce chopo,
Te has puesto
De oro.
Ayer estabas verde,
Un verde loco
De pájaros
Gloriosos.
Hoy estás abatido
Bajo el cielo de agosto
Como yo frente al cielo
De mi espíritu rojo.
La fragancia cautiva
De tu tronco
Vendrá a mi corazón
Piadoso.
¡Rudo abuelo del prado!
Nosotros,
Nos hemos puesto
De oro.
 


ES VERDAD

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

 Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.

 ¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

 ¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!



LOS CUATRO MULEROS

 1

De los cuatro muleros
que van al campo,
el de la mula torda,
moreno y alto.

 2

De los cuatro muleros
que van al agua,
el de la mula torda
me roba el alma.

 3

De los cuatro muleros
que van al río,
el de la mula torda
es mi marío.

 4

¿A qué buscas la lumbre
la calle arriba,
si de tu cara sale
la brasa viva?